
¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡no! ¡es la superjueza del Juzgado nº 26 de Valencia! Para que luego digan que si la burocracia es lenta, que si el papeleo, que si los funcionarios son lentos, que si la burra mea... El caso es que mi demanda de divorcio aterrizó en la bandeja de entrada de la susodicha un día 20 de Febrero y el día 2 de Marzo ya nos habían llamado a ratificarnos.
Entré por la puerta de esos enoooormes, faraónicos y zaplanados juzgados, la Ciudad de la Justicia, que dime tú si el nombre no es curioso, ¿no suena a título de película...? rollo así, como "la Ciudad sin Ley" ... parece que el mismísimo Eastwood vaya a aparecer trás el arco de seguridad con su estrella de Sheriff del condado para palparte la entrepierna ).
Bueno, como decía, entré a las 9 y media de la mañana, porque había quedado con él media hora antes de la hora H para encontrar el Juzgado. Lucía me había dicho que era muy fácil... " el 26 está en la primera planta así que coges el ascensor azul y nada más salir, a la derecha" ; nosotros encontramos cuatro ascensores...¡ y ninguno azul! ¡qué estrés! menos mal que la vimos a ella mientras nos intentabamos colar en el primero que vimos.
Parece que se había detenido el tiempo: volví en una décima de segundo a tener 15 años, volviendo con Chía a casa disfrazadas con esas faldas verdes "remangadas" para que los niños de El Pilar nos vieran las rodillas... ¡qué años!
Bueno, al tema: fuimos al mostrador sito bajo el cartel de Juzgado 26, y una amable funcionaria nos cogió los DNI, nos pidió que releyeramos la demanda, yo creo que basicamente para hacer tiempo hasta que la Jueza apareciera en la Sala.
Al momento me llaman... entro yo sola, bueno, con Lucía, en aquél cuartito y una señora que ni levantó la cabeza del papel para mirar si mi cara era la misma que la de mi DNI me dijo: "¿la has leído? ¿estás de acuerdo? pues firma... (y yo firmé) ... ya puedes irte"
¿Qué pasaron? ¿30 segundos? apenas nada.... le llamaron a él, que hizo lo mismo (creo) y esperamos a que imprimieran la sentencia.
Salí de la Ciudad de la Justicia con mi sentencia en la mano... ¡declarandome en libertad sin cargos! ¿no es genial? ¡que dulce el sabor de la libertad! Ahora... ¡a ver lo que dura!
Pero, ya sabeis, esto es solo mi versión, y de todos los hechos hay siempre cuatro versiones: la mía, la tuya, la mezcla de ambas, y la verdadera.
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