
pasó el verano, pasó el otoño, llegaron las nieves del invierno que se fundieron con el sol de la primavera. y la niña pequeñita, pequeñita seguía encerrada en su casita.
pero un día, los rayos de sol se colaron por su ventana y le besaron las mejillas. y la niña pequeñita, pequeñita, sintió el calor en sus mejillas y pensó que si los rayos del sol podían darle esa sensación tan bonita trás el cristal, que no le darían si salía de su casita.
así que decidió salir para sentir el calor del sol en sus mejillas, y descubrió que podía sentir también la hierba húmeda por el rocío de la mañana bajo sus pies, y que esa sensación también era muy bonita. y descubrió también que podía sentir el olor de la tierra mojada en su naricita respingona. y descubrió que entre las hojas de aquel bosque tan oscuro, tan oscuro, se podía ver el sol.
y la niña sonrió.
Lindo el cuento...pero cortito...
ResponderEliminarEs algo asi como perder el miedo a amar...
sí, es algo así :)
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