08 noviembre, 2006

estoy aquí

"Ya sé que no vendrás
todo lo que fué
el tiempo lo dejó atras
sé que no regresaras
lo que nos paso
no repetirá jamás
mil años no me alcanzaran
para borrarte y olvidar

y ahora estoy aqui
quierendo convertir
los campos en ciudad
mezclando cielo con el mar
sé que te dejé escapar
sé que te perdí
nada podrá ser igual
mil años pueden alcanzar
para que pueda perdonar

estoy aqui quierendote,
ahogandome
entre fotos y cuandernos
entre cosas y recuerdos
que no puedo comprender
estoy enloqueciendome
cambiandome un pie por la cara mía
esta noche por el día
y nada le puedo yo hacer

las cartas que escribí
nunca las envié
no querrás saber de mi
no puedo entender
lo tonta que fuí
es cuestión de tiempo y fe
mil años con otros mil más
son suficiendes para amar

si aún piensas algo en mí
sabes que sigo esperandote "

como decía otras tantas veces, sus letras vienen hechas para mi como anillo al dedo, reflejando alguna circunstancia de mi vida, ya sea presente o pasada... ya sea mia o tuya... parece que hemos recorrido senderos paralelos o que alguna vez, en algún sueño, nos hemos visto y hemos hablado de nuestras cosas como lo harían dos buenas amigas... aunque si lo miro desde un peldaño más arriba de esta pirámide, a quién no le ha pasado ésto alguna vez?

1 comentario:

  1. Recuerdo el día que conocí a la que hoy en día es la Sra Malone. Iba yo caminando por las calles del viejo mercadillo. Los niños se alborotaban alrededor pidiéndome unas monedillas para jugar a las apuestas en la pared pintaba con tiza en la que une vez jugué cuando era un chiqillo como ellos, la pared de tizza del callejón contiguo. Mientras los veía, recordaba mi infancia debajo de aquellos soportales mientras no paraba de llover en varias semanas. Aquel sueño despierto acabó repentinamente cuando apareció de entre la multitud la figura más hermosa que jamás había visto. Aquel ángel que permanecía sonriendo en el puesto de frutas y verduras me regaló su sonrisa y entonces sentí como la flecha del amor me llegaba hasta lo más dentro de mi corazón. No pude menos que quedarme paralizado durante aquellos segundos en que nuestras miradas se cruzaron. Allí estaba ella, con sus ojos como perlas que me invitaban a la más serena confianza, sus labios rojos y sonrientes y sus mejillas de piel de terciopelo que acompañaban las sombras de sus facciones felinas. Su pelo era oscuro brillante y alisado con esmero, y su piel clara como la nieve virgen.

    Me acerqué hasta ella como si entre el cruce de nuestras miradas hubiese una atracción que no pudieran separarnos ni un instante. Y cuando estaba a pocos centímetros de ella sentí como la caricia de sus delicados dedos se mezclaba con la tosquedad y rudeza de mis manos y juntos los dos mirándonos brillando nuestros ojos como estrellas, nos besamos elevándonos por encima de este mundo y viajando en la alfombra mágica de ese amor que une dos vidas para siempre.

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