15 septiembre, 2009

carta de despedida


A ti

Recuerdo el día en que te conocí. Empecé un nuevo capítulo de mi vida, y pensé que ésta se acababa cuando te perdí. Me abrazaba a tus recuerdos, a tus cartas, a tus fotos, para mantener viva nuestra historia de amor dentro de mi. Y me equivoqué.

Alguien, me ha enseñado a abrir de nuevo mis brazos para recibir lo que el Cielo me regala, me ha enseñado a abrir de nuevo mi corazón, para de este modo, poder amar otra vez, por muy destrozado que estuviera.

Me hizo ver que estaba muerta en vida, que sin sentir, uno vive a medias. Aquello me dió mucho miedo, porque fui consciente de mi realidad, y de mis carencias. De mi propia responsabilidad sobre mi felicidad. Y sentí angustia. Y dolor.

No sabía cuánto le necesitaba en mi vida hasta el momento en que giré la cabeza y le vi despedirse de mi. Sentí que algo se rompía dentro. Y lo supe. Debí volver. Debí seguirle. Es lo que voy a hacer.

Antes de ir a buscarle, debo despedirme de ti. Mañana partiré en un corto viaje para despedir todos mis sentimientos por ti. Mañana me haré a la mar, y te diré adios. Luego iré a buscarle e intentaré ganarme su corazón. Se que si lo consigo, serás feliz por mi, por nosotros. Si no lo consigo, me sentiré feliz por haber tenido la oportunidad de amar con tanta intensidad dos veces. Con él aprendí eso.

Y si hoy te digo que le amo tanto como te amé a ti entonces lo entenderás todo.

Y ahora camina tranquilo, amor.

12 septiembre, 2009

carta de amor, II

A todos los marineros que andan en aguas revueltas y a todos los que llegaron sanos a puerto.

Esto es para la gente que quiero, para los que me quieren, para los que permanecen en la distancia, para los que no conozco, para todos...

Esto es lo que quiero contaros. Una carta, mi legado, y una oración.

El mensaje es que a lo largo de mi vida, aprendí una gran verdad. Y es que he sido muy afortunada, ya que he tenido oportunidad de amar, y de ser amada en varias ocasiones, y con tanta intensidad como si fuera la primera vez. Que he conocido el amor en su máxima expresión, y lo he disfrutado al máximo.

He encontrado lo que todos de un modo u otro buscamos a lo largo de nuestra vida, aunque desgraciadamente no todos tienen la suerte de encontrar: La única persona en el
mundo a quien estaba destinado a amar. Alguien que desde el instante en que la conocí, me dió la serenidad y la tranquilidad del que tiene un verdadero hogar. Y nada, absolutamente nada, ni las tinieblas del desasosiego, ni las sombras de la duda, ni siquiera la terrible pero insignificante muerte, podrán destruir ese hogar.

Mi oración es para que todos, absolutamente todos,
podais conocer a lo largo de vuestra vida un amor así, y de este modo, podais sanaros
con él. Se que si en el Cielo se escucha mi oración, cesará la rabia, la ira, y el perdón y el Amor se apoderará de nuestros corazones. Te lo ruego, Señor. Amén.