
mientras estaba con ella, parecía que el tiempo no había pasado. seguíamos igual de conectadas que siempre. y hablar con ella me hace volver a la realidad, volver a entender qué está bien y qué está mal. y hay muchas cosas que no están bien, que no se hacen así. porque al final, las cosas que aprendí de pequeña, que una vez me enseñaron no están mal, son mis principios básicos que rigen mi vida, pero que también rigen la vida de los demás.
y yo me confundo con mucha facilidad. aunque siempre discuto y me enfrento a las cosas ( siempre tengo un "no" en los labios a punto de salir para cualquiera que quiera escucharlo) luego pienso mucho. soy de efecto retardado, que le vamos a hacer. pero pienso, y reflexiono, y la mayoría de las veces acabo creyendo que mis principios no son tan fuertes, no son mis pilares sobre los que sustentar mi casa, mi vida. y eso me lleva a confundir las cosas.
menos mal que tengo a mi lado a gente como Karla, como Juan, como Dani, que me hacen volver a pisar mi suelo, a encontrar mi base, mi esencia. todo influye, claro que sí, y no tiene que ver con que yo esté siempre en posesión de la verdad más absoluta, porque tampoco es cierto. pero no tiene que ver con esto. voy más allá.
hay cosas muy básicas (lo que yo llamo principios de derecho natural, apropiandome de un apelativo que aprendí en primero de carrera) que no necesitan ser explicadas, que se aprenden de pequeños, que son tu guía a lo largo de tu vida, y que son inalterables, precisamente por eso, porque son así. y no necesitan más explicación.
y esto no tiene nada que ver con el mundo ideal del que habla Alfonso, cuando me dice que tengo que abrir los ojos, porque ese mundo no existe; que el que existe realmente es en el que vivo, y que es así: duro, frío, ácido y amargo, pero a su vez es dulce, cálido, delicioso y lleno de luz. pero es real, no ideal.
Alfonso, esto no tiene nada que ver con ese mundo de las ideas. yo hablo de principios de obligado cumplimiento por todo ser humano, y que no necesitan ser explicados porque por todos está "aprehendido" desde que nacemos, crecemos y vivimos en este valle de lagrimas.
yo no recuerdo quien me enseñó estas cosas, quizá fueron mis padres, mis yayos, mi familia, y los profesores de los colegios a los que fuí; quizá fueron mis amigos, o quizá sólo fuí imitando las conductas de los demás... no lo se, ni me importa. lo cierto es que forman parte de mí, son (como decía más arriba) mi esencia.
y por ello hay ciertas cosas de la vida, de mi vida, cosas que ocurren a mi alrededor, que no consigo entender, y es más, creo que no quiero entenderlas. no quiero malgastar mis días intentando concebir cosas que sé que jamás voy a entender, precisamente porque mi predisposición no esentenderlas.
así que he vuelto a tomar contacto con karla, pero no sólo con ella , sino también conmigo misma a través de su pensamiento, de sus ideas y de sus palabras. me siento comprendida. y eso hace que me sienta bien.
ahora sólo tengo que poner las cosas en su sitio. ordenarlas de nuevo. y no como una imposición categórica, sino porque yo soy así, y no quiero dejar de ser yo. no me quiero desvanecer en la sombra de los demás.
es duro tomar ciertas decisiones, sobre todo porque esas decisiones comportan grandes cambios en la vida, no sólo de uno mismo sino en la de mucha gente que nos rodea. manuel, cuando me daba argumentos contra la eutanasia, decia que el ser humano es un ser social, vive en sociedad y todo lo que hace, repercute en el resto de la sociedad: la muerte de un ser humano tiene tantas consecuencias en la vida de los demás, que para tomar una decisión así, debería someterse a votación de todos los afectados. y no sólo de sus familiares y amigos, sino de toda la sociedad en general, todas las "víctimas indirectas" de esa decisión. asi, concluye, el ser humano no es dueño ni de su propia vida.
desde luego, no estoy de acuerdo con él en la inmensidad de este planteamiento, pero sí que lleva parte de razón cuando dice que nuestras decisiones influyen en la vida de los demás. y yo que soy muy reflexiva, pienso mucho en los pros y contras de tomar tan grandes decisiones. primero por mi pequeño Nicolás. es lo más importante en mi vida, gracias a él (y sin que él sea consciente) me levanto por las mañanas, respiro, como, trabajo, etc. no quiero perjudicarle. jamás me lo perdonaría. pero ¿no estoy perjudicandole más si no tomo esas decisiones? ¿no es peor que un día sea consciente de que no lo hice pensando en él, las consecuencias de no haber decidido hayan sido nefastas, y encima se sienta culpable por ello?
no es el mejor momento para tomar decisiones. como dice Juan, primero hay otras cosas que hacer. karla también coincide. para poder tomar una decisión uno debe tener la cabeza bien centrada, porque al final, el que debe tomar la decisión no es el corazón, no es la pasión, sino la cabeza.
si alguien llega a leer hasta aquí, pensará que he vuelto a convertir este blog en un cúmulo de pensamientos grisaceos, y que nada tiene que ver karla, con el punto al que he llegado divagando. pero no es así. en este momento en mi vida hay mucha luz, y mucha fuerza que consigo de mis amigos y de mi pequeño tesoro. y por ello se acerca el momento de decidir qué camino seguir.
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