13 febrero, 2007

querida amiga telefonista

sí, es a tí. sí, tú, no te escondas, venga... es a tí, que me llamas preocupándote, haciendome el gran favor de advertirme acerca de los males que se ciernen sobre mí...

lo cierto es que tengo que agradecerte el amor desinteresado y la enorme preocupación que mi situación ha despertado en tí: jamás lo habría imaginado... ah! y quiero darte la enhorabuena por tener ese alma tan pura e inmaculada, preocupada tanto por el prójimo... que envidia me produce tanta nobleza

es grato comprobar también que es tan desinteresado tu amor, que haces tus "obras de caridad" a través de terceros, aunque tengo que decirte, aquí entre nosotras, que es tan grande tu bondad que supera todo disfraz, y aunque me ha costado un poco reconocerte, ahora ya se quien eres y puedo agradecerte personalmente tantas muestras de cariño

ahora bien, no es necesario que te preocupes mas por mí, de verás, mi vida está bien tal cual está, y la de los que me rodean también, y quizá sea más gratificante para tí dedicar toda esta caridad a otra alma desamparada que lo necesite de verdad (por ejemplo, la tuya)

te pido por favor, que a partir de hoy no vuelvas a abrumarme con tus muestras de apoyo, ni tus sabios consejos, que una vez más vuelvo a agradecer, pero de verás, no son necesarios...

en muestra de mi gratitud por todo lo que has hecho por mi a lo largo de estos últimos meses, voy a darte un consejo: borra mi número de tu agenda, no me llames más, ni siquiera para pedir perdón... invierte ese tiempo en tí misma, en descubrir el color de tu alma, o en hacerte unas mechas, no importa, pero a mí, olvídame ya

No hay comentarios:

Publicar un comentario